miércoles, 10 de marzo de 2010

“Caballito” todavía un barrio



Autor. Carlos von Zedtwitz

Ciudad Autonoma de Buenos Aires


En un breve recorrido por las calles de mi barrio “Caballito norte”, el cual hago de tanto en tanto, como para no perder de vista esas hermosas casas edificadas a partir del 1900, algunas antes y la mayoría hasta los años 50.

El inventario me indica que algunas se han perdido, otras están a un paso de ser demolidas, y muchas felizmente restauradas conservando su arquitectura original.



Caballito, sigue siendo un barrio. Sus primitivos habitantes, Italianos y Españoles, aquellos que construyeron las casas chorizo con el limonero al frente y la planta de ruda macho., ya no están.



Esta zona se extendía hasta Flores, que una vez estuvo poblada por casas quintas y fin de semana de residentes del centro que llegaban hasta aquí en su carruajes o vehículos a motor, para pasar unos días de descanso.



Hoy el barrio ha cambiado, pero se conservan muchas casas de distintos estilos de construcción que aun lo embellecen recreando nuestra vista.



El progreso, lógico e inevitable no ha sido tan cruel con las casonas, aquellas que gracias a la voluntad de sus dueños han sido remozadas asegurando su permanencia durante muchos años mas.



La feria del barrio, el bar, el zapatero, la vieja carpintería, no se fueron.
Cada tanto escuchamos el silbido del afilador de cuchillos y tijeras



Algún viejo boliche que se conserva con su tradicional estaño, gracias a los amantes del vino en vaso y la picada de mortadela y salamin.



Las fotos que verán a continuación los harán entrar en este mi querido barrio de “Caballito”









2 comentarios:

  1. Vivía en Flores pero nací frente al parque Lezica

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  2. curse mis parciales estudios secundarios en Caballito. El Parque rivadavia era el lugar de lectura entre el turno de la mañana y el de la tarde; mientras leia Stekel, miraba alternativamente el monumento a Bolivar del escultor Fioravanti y la estatua de una venus desnuda que adornaba una fuente sin agua. Con los años llegaron los coleccionistas de estampillas y revistas hata que, cuando los rajaron de Plaza de Mayo, vinieron los lobros usados. Estudie pintura con una catalana que daba taller en el pasaje Cucha Cucha (se llamaba asi?). Como no tenia mas que cincuenta guitas para almorzar, me tomaba el mejor cafe con leche pan y manteca de mi vida en el cafe Rivadavia, frente al parque con vista a la fuente inactiva ¡que linda estaba la venus!. Cincuenta guitas para ida y vuelta (quince de okmnibus y diez para el tranvia dos); ese peso moneda nacional era mucho para el presupuesto familiar y, en tercer año, deje los insufribles estudios de "Escuela industrial" y a los quince, con las manos a los lapices de colores, empece a trabajar en una fundición a dos cuadras de casa. Salvo ese cafe con leche, las lecturas en el parque y esa venus que aun llevo en mis ojos, no fui feliz en Caballito¡Ah... y las chicas del Normal numero cuatro,¡
    por supuesto!

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