sábado, 25 de octubre de 2014

El shopping de IRSA y Macri en Caballito I: ¡Y dale con el shopping!

Buenos Aires, 22 de octubre de 2014
 
Estimado vecino de Caballito y la Ciudad de Buenos Aires:
 
Como ya te contamos, el Gobierno de la Ciudad volvió a presentar en la Legislatura una solicitud de Normas Especiales, que ya le fueron quedando atragantadas por varios años, por la acción de repudio de los vecinos que reprobamos que se realice una modificación al Código de Planeamiento Urbano atendiendo sólo a los intereses económicos de una empresa y por la decisión de los legisladores que nos apoyaron sin aceptar ser arrastrados hacia una posición francamente  alejada de las reales necesidades de la Ciudad.
 
Pero se insiste en la pretensión de habilitar la construcción de un centro comercial gigantesco, sumado a otros emprendimientos inmobiliarios, a lo largo de tres cuadras sobre la Av. Avellaneda (e/ F. Sarmiento y O. Andrade), tierras cuya adquisición por la empresa Alto Palermo S.A. resulta poco clara, por no conocerse de la existencia de una Ley votada por el Congreso Nacional que habilitara, como corresponde, la venta de ese terreno público a un privado. 
 
Aprovechamos para recordarte que allí se lleva a cabo desde hace años un permanente acto ilícito de acumulación de grandes contenedores para transporte de cargas en una zona Residencial, algo prohibido expresamente por el Código de Planeamiento Urbano, sin que ninguna autoridad se quiera dar por enterada.
 
Volviendo al proyecto de habilitar un Centro Comercial, si hace ya muchos años que estamos anticipándolo, ahora resulta que la lamentable experiencia de los vecinos de Nuñez, con el DOT Baires, permitió comprobar que la construcción y posterior funcionamiento de un emprendimiento de esa escala complica muy seriamente la vida cotidiana a su alrededor.
 
Y resulta evidente, el caso que nos ocupa aumentará el problema, por la cercanía con las ya congestionadas vías de tránsito como son las Avenidas Avellaneda, Rivadavia, Donato Álvarez y las calles Rojas, García Lorca y Fragata Sarmiento en sus cruces con el Ferrocarril, más las actividades multitudinarias en el Estadio de Ferro Carril Oeste.
 
Lo cierto es que tanto funcionarios del Gobierno de la Ciudad, voceros de la empresa  y legisladores que impulsan el proyecto esconden los graves impactos negativos que se producirían e insisten en cambiar la normativa urbanística residencial de la zona para edificar 125.000 m2 sin siquiera realizar, a través de una institución pública confiable, una evaluación ambiental estratégica necesaria para analizar los impactos urbanos resultantes de los problemas que producirá en todo el entorno este proyecto, al que deben sumarse las actividades y grandes edificios preexistentes y los que seguramente se preparan para las manzanas que lo enfrentan y que desde hace tiempo han sido estratégicamente dejadas en condiciones de baldías por sus propietarios.
 
Entre otras cuestiones  debemos comprender que con este emprendimiento:
 
·         Aumentará la edificación que ya ha saturado el barrio con más de 3.000.000 de m2 construidos en los últimos años.
·         Aumentará la población de uno de los barrios con mayor densidad poblacional de la Ciudad (180.000 habitantes en menos de 7km2).
·         Se sumará congestión, ya exagerada, del tránsito en varias cuadras a la redonda.
·         Se incrementarán las aglomeraciones, falta de estacionamiento, peligro para el peatón, creando mayor inseguridad en los alrededores.
·         Se agregarán dificultades al ya complejo transporte público que atraviesa la zona.
·         Se incrementará la polución ambiental, sonora, y visual.
·         Se perjudicará el comercio minorista, con la consecuencia de poner en riesgo muchas fuentes de trabajo.
·         Se perderá el potencial acceso franco desde el norte al proyectado Parque sobre la antigua Playa de Cargas de Caballito.
… y muchas otras más que se hace demasiado largo agregar en esta minuta.
 
Ya hemos brindado muchas explicaciones sobre los motivos de nuestro rechazo a este emprendimiento descomunal, como a varios otros, y lo seguiremos haciendo, junto con nuestra propuesta de que en todo ese sector se desarrolle un gran parque público con el equipamiento urbano que sea realmente necesario, pero en esta oportunidad quisiéramos hacerle llegar parte de un texto escrito en 1934, ¡sí, 1934!, para que reflexionemos sobre la cuestión de los emprendimientos edilicios abusivos y la falta de respeto por las condiciones naturales necesarias para una vida con calidad. Quizás el estilo suene algo antiguo, pero las razones siguen vigentes. Se evidencia que  el dinero es puesto por sobre toda otra condición sin la menor consideración por el prójimo. Las concepciones higienistas fueron dadas por superadas y mucho ha sucedido desde entonces, pero se sigue aumentando la deuda con la naturaleza.
 
En esa época ya se alertaba sobre el riesgo, hoy ya estamos saturados, pero parece que la sociedad no quiere verlo. Es necesario que todos demos pelea para evitar que la calidad de vida y la reflexión sensata sigan siendo avasalladas por el culto a los negocios de pocos.


 
En esas colmenas humanas que son las grandes ciudades modernas se ha roto el equilibrio razonable entre la obra artificial y los elementos de vida que generosamente nos brinda la madre naturaleza.
La ciencia urbanística ha puesto plenamente en evidencia que la utilización en la ciudad de los más maravillosos e inesperados recursos de la técnica no debe ni puede excluir el aprovechamiento intensivo de los elementos naturales. La ciudad como el árbol no puede desligarse de la tierra que lo sustenta.

Pero de este error podemos por lo menos obtener una conclusión evidente y es que cuando la edificación compacta alcanza una extensión importante se produce en la ciudad un estado de desequilibrio que afecta profundamente la regularidad de sus funciones biológicas, vale decir, que hemos confundido progreso edilicio con desarrollo anormal o deformación patológica del organismo urbano.
El progreso urbano no consiste en invadir ciegamente los terrenos con la edificación sino edificar conscientemente donde corresponde después de haber asegurado la formación y conservación del espacio en que debe dominar la naturaleza. Facilitando la entrada del aire puro y del sol vivificante al interior de las viviendas y de los barrios que se crean. Permitir que las viviendas de los seres humanos se amontonen desorganizadamente, en el medio de las impurezas de un aire cargado de humo y gases deletéreos y produzcan así ambientes antihigiénicos y nocivos a la conservación y mejoramiento de la especie, significa incurrir en un anacronismo que contrasta violentamente con el grado de adelanto a que ha llegado la civilización.

Luchando contra la rutina y el escepticismo, los urbanistas quieren que la vida entre con el aire y el sol en todas las viviendas y que el niño se desarrolle y vigorice en ambientes propicios en contacto íntimo con los dones y esplendores de la naturaleza.
La reconquista de la ciudad por la naturaleza es una ofrenda promisoria de salud y belleza para el hombre de la urbe.
 
Noviembre de 1934.
CARLOS M. DELLA PAOLERA.
Nos proponemos mantener un contacto permanente sobre este asunto, nos gustaría conocer tu opinión. Te saludamos cordialmente.
SOS Caballito



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